domingo, 23 de agosto de 2015

Soy yo otra vez


Mentiría si dijera que he vuelto, que tengo la intención de escribir cada cierto tiempo; mentiría incluso si dijera que entiendo el motivo por el cual una noche de verano decidí ponerme a hurgar en el cajón de los recuerdos y reavivar las cenizas esparcidas de un blog abandonado que abrí a los 14 años. Lo único que sé es que me apeteció pasarme a saludar, contar un poco cómo estaba sin necesidad de establecer contratos de permanencia; no sé si esto es un "hola, vengo a quedarme" o un "solo pasaba por aquí".
La cuestión es que cuando leí las palabras plasmadas en este blog, escritas por la niña de 14 años que un día fui, no pude evitar sentir una mezcla de nostalgia y vergüenza por el modo en qué abría en canal mis sentimientos sin miedo alguno, en aquellos tiempos de búsqueda interior en los que expresarme sin filtros era el único modo que tenía de agarrarme a la realidad. Podría abrir un blog nuevo, o podría incluso no abrir ninguno y seguir guardándome mis textos para la intimidad de mi ordenador; pero lo que me apetece ahora es compartirlos con el mundo, y qué mejor sitio para hacerlo que el lugar en el que di mis primeros tumbos como escritora. 

He cambiado mucho en estos tres años, y no han sido fáciles. Han sido años de caerse, levantarse, volverse a caer y volverse a levantar aunque fuera a rastras. Años de evolución, no solo personal, sino también en el ámbito de la escritura; he escrito un libro, y lo he publicado. Meses de experiencias nuevas que jamás pensé que iba a vivir, de personas nuevas que pasaron, pisaron, y dejaron la huella, la marca y hasta un trozo de la suela del zapato. 
Lecciones, vivencias, sentimientos, momentos muy buenos, momentos muy malos; y todos valieron la pena porque a día de hoy constituyen la persona que soy, de la cual me siento completamente orgullosa. Si me arrepiento de algo, tan solo es de no haber confiado en mí lo suficiente en algunas ocasiones, de no haber creído que podría seguir adelante. Porque incluso cuando era incapaz de verlo, estaba claro que podía. Y pude.
Supongo que madurar consiste en ir poniéndote esas pequeñas corazas semipermeables que te inmunizan de las cosas que te hacen daño, pero que al mismo tiempo dejan pasar aquellas que te hacen feliz. Madurar es progresar, y para bien o para mal, todo lo que nos pasa nos empuja hacia un nuevo lugar. Sigo buscándome, pero ya tengo la certeza de que me estoy encontrando. Y esta paz que emana de mi interior cuando me quedo sola con mis pensamientos, que ya no me atormenta con respuestas que no sé encontrar, no tiene precio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario