jueves, 29 de agosto de 2013

Sería feliz




Pierdo el miedo. Esto me ayuda a crecer, me hace fuerte, indestructible. Y me gusta. Me provoca una sensación que me deja las manos frías, el corazón caliente. Grita por dentro, susurra por fuera. Me acaricia, me envuelve, hay algo que estoy haciendo bien. Lo siento, lo vivo, he nacido para esto. No puede ser de otro modo. Y un momento corto, un simple instante, se vuelve eterno, inmortal. Es esta. Esta sensación es la llave de mi felicidad, es la que me hace abrir los ojos, disfrutar de la vida, ser quien quiero ser. Es la que me hace comprender que no hay mejor lugar en el mundo que la habitación en la que mis ideas cobran vida. Que no hay mejores personas que las que se emocionan con mis palabras. Que no hay mejor regalo que el teclado del ordenador en el que mis dedos de deslizan, danzando, cada vez que mis historias cobran vida.

No importa lo que nadie piense. No importa lo que yo misma piense.
Me gusta escribir, me apasiona. Es así, no hay más. 

Y podría dedicarme a hacerlo durante el resto de mi vida. Sería feliz.



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